El rol de los profesionales de la enseñanza ya no es solo el de un mero transmisor de conocimientos. Si hace unos años el profesor era un figura que se valía de su capacidad de explicar y difundir su sapiencia de una forma lineal (emisor- receptor), las circunstancias socio-tecnológicas hacen que este esquema varíe.
Es decir, el docente en la actual sociedad de la información debe evolucionar en su papel debido a la incidencia de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación.
El concepto prosumidor nace hace relativamente pronto de la fusión de “productor” y “consumidor”. Esto es, el educador debe ser un productor de contenidos mediáticos y un consumidor desde un perspectiva crítica, responsable y cívica de los medios de comunicación.
La web 2.0, las redes sociales abocan a los educadores a tomar la iniciativa para tanto generar como compartir contenido. Este nuevo cometido más activo se antoja como necesario en el actual contexto cultural dominado por la tecnología y la relevancia de la alfabetización mediática de las nuevas generaciones.
Un reto educativo que demanda el desarrollo de nuevas competencias didácticas y para la que la formación es el camino más adecuado. Será necesario adaptar las estrategias educativas a las tecnologías con el fin de dar respuesta a las nuevas formas de aprender de los estudiantes.
En esta misma línea cobran una importancia fundamental las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), el ordenador pasa a ser el protagonista en las aulas suplantando al libro de papel. El alumno adopta un papel central que fomenta su motivación. Ya no es tan importante memorizar datos como saber dónde encontrarlos.
Concluyendo: el docente prosumidor debe ser capaz de transmitir su conocimiento a los educandos ; su misión es crear, producir, publicar y compartir información utilizando la tecnología.