Nokia 3310, ¿qué hay de nuevo viejo?

Nokia 3310, ¿qué hay de nuevo viejo?

A estas alturas está claro que, ante un hipótetico ataque nuclear, solo sobrevivirían: las cucarachas, el Land Rover largo, las peladillas de las bodas y el Nokia 3310.
Desde que llegó a las tiendas de telefonía, allá por el año 2000, ha sido calificado por todos nosotr@s como uno de los móviles más duros que han existido.

Como recordaréis fue el sustituto del 3210 y supuso toda una revolución social. En una época donde comenzaba a reducirse el tamaño de los teléfonos -eliminando las antenas y haciendo sus diseños más compactos- el 3310 pasará a los anales de la historia por sus infinitas posibilidades de personalización.

En los albores del siglo XXI, con una oferta de terminales bastante limitada, la gente buscaba distinguir su móvil del resto de su entorno. El 3310 permitía intercambiar las carcasas y darle un toque único a nuestro dispositivo: bien fueran de colores vivos, con motivos tribales, texturas, de programas de TV tipo Operación Triunfo o con la cara de nuestro ídolo preferido.
Todo el mundo tenía un 3310, por lo que hacer nuestro teléfono diferente era de vital importancia. Aprovechando esta tesitura, se pusieron de moda las webs de Internet que ofrecían códigos para crear melodías con las canciones de moda para el bestseller finlandés.
Los tonos de Nokia se repetían más que “Los Simpsons”, así que podías insertar el tema del momento para que tu dispositivo fuera irrepetible.

Capítulo aparte merecía el Snake. Si bien ya lo incorporaban otros modelos anteriores, el 3310 estrenaba una versión mejorada del archiconocido y adictivo juego. La fiebre por hacer la serpiente más larga que el columpio de Heidi no tenía límites y la muchachada pasábamos las horas muertas con los pulgares ‘on fire’. Eran otros tiempos: nuestro ocio no lo ocupaban la multitud de perfiles en redes sociales ni hacernos fotos añadiendo filtros con cara de perro.

Y es que era un periodo tecnológico dominado con pulso firme por Nokia. La firma finlandesa triunfaba como Bisbal en agosto, viviendo su periplo más laureado.
El constructor nórdico venía de casi desaparecer en los años 80-90, cuando se llamaba ITT-Nokia y fabricaba televisores. Supo reinventarse magistralmente con la llegada del nuevo milenio, especializándose en la producción de celulares. Hablar de telefonía era hacerlo de Nokia y su vasto catálogo de modelos, hasta la llegada de las pantallas a color.

Paradójicamente esa anticipación/intuición se esfumó con la llegada de los smartphones. El año 2007 y la presentación del iPhone fue el principio del fin para Nokia.
Apple revolucionó entonces el concepto de telefonía. Ya no primaba la personalización, la dureza o la duración de la batería. Steve Jobs reinventó el móvil, que a partir de ahora se transformaría en un ordenador de bolsillo y la tentación por la manzana mordida fue imparable.

Nokia, se quedó atrás. Seguía anquilosada en el pasado embriagada en las mieles del éxito y, cuando quiso reaccionar, lo hizo tarde y mal. Mientras el mercado se dividía entre Android e iOS, los creadores del 3310 elegían como sistema operativo Windows Phone tras abandonar Symbian.

Y así ha penado Nokia hasta nuestros días. Adquirida recientemente por Microsoft ha querido dar un giro a su maltrecha suerte y volver a sus orígenes para renacer de sus cenizas cual ave Fénix.

La malherida Nokia ha recibido dos medidas de urgencias para volver a recuperar las constantes vitales:
1. Renovar su flota de teléfonos subiendo al carro de Android.
2. Especializarse en la gama baja de móviles, rescatando del olvido al sempiterno 3310.

Esta segunda decisión ha sido la más comentada recientemente. La nostalgia ha invadido a los que fuimos poseedores de aquel ‘marmolillo inalámbrico’ y ha contrariado a aquellos que ven el retorno del 3310 como algo absurdo.

Las posturas están perfectamente definidas, la noticia no ha dejado a nadie indiferente: lo amas o lo odias; por lo que unos ven con buenos ojos un móvil ‘viejoven’ avalado por la calidad de Nokia, mientras que otros creen que hoy en día no tiene hueco en un mundo conectado, dominado por terminales cada vez más potentes y sofisticados.

La pregunta que nos asalta en este punto es: ¿qué aporta la reedición del Nokia 3310 ?

Entre sus posibilidades podemos resaltar:
-Duración de llamadas de más de 22 horas en conversación y ¡un mes en espera!.
-Realizar fotos, escuchar música desde su tarjeta microSD o la radio FM que incorpora.
-Olvidarte de los grupos de Whatsapp y volver a enviar SMS a la antigua usanza.
-Jugar al Snake, como si regresaras al futuro en el DeLorean de Marty McFly.
-Navegar por Internet mediante GPRS, aunque a una velocidad más bien reducida.

Los inconvenientes parecen obvios:
-Olvídate de apps externas al teléfono; tu uso de la red se limitará a consultar puntualmente las redes sociales y alguna incursión esporádica rapidita en alguna web.
-Adiós a los selfies: no hay cámara frontal, solo una trasera de 2 megapíxeles para fotos de emergencia.
-Nada de pantalla táctil. Botones físicos de toda la vida y de arrastrar el dedito nanai de la China.

Lo retro está de moda y Nokia ha tirado del baúl de los recuerdos para ganarse al público menos tecnológico que busca un teléfono sencillo con las funciones básicas.
El tiempo dirá si atrae a los usuarios menos exigentes que quieren un móvil simple- solo para llamar- o un segundo aparato para no cargar con los enormes y delicados smartphones.

Mientras Apple y Samsung pelean cada año por presentar los iPhone y Galaxy S acompañados del número más alto, Nokia echa la vista atrás para encontrarse a sí misma apostando por el diseño y la innovación. Como aconsejaba en su primer eslógan: simple y llanamente “Connecting people”
Un guiño al pasado para afrontar con garantías el futuro porque, no tengáis duda, Chuck Norris tuvo un 3310.

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